Posted on Mar, 22 Abr 2025, 08:21
© FAO / Vincent Tremeau. Un agricultor de fruta de la pasión en Uganda.
Flores cortadas, árboles vivos, aguacates, plátanos y chiles verdes. En los últimos 20 años, las exportaciones de Uganda, principalmente de plantas y productos vegetales, se han incrementado seis veces hasta superar los 6 000 millones de USD anuales. Impulsados por la demanda y la reforma del propio gobierno, los funcionarios locales buscan potenciar aún más el comercio agrícola como forma de hacer crecer la economía de la nación del este de África y reducir los índices de pobreza.
Los productos de Uganda son destinados sobre todo a Europa, pero también a los vecinos Sudán del Sur, Kuwait y países tan distantes como Tailandia y Corea del Sur. Los gobiernos de estos países reconocen el compromiso de Uganda de mantener sólidas salvaguardias para la exportación y de operar casi al máximo de sus capacidades. Esto ha reducido los temores por las plagas y enfermedades que puedan contener los envíos entrantes.
Esto se atribuye al compromiso de Uganda por optimizar su sistema fitosanitario, el cual se ajusta a las regulaciones globales en lo que respecta a la certificación de las exportaciones. Uganda, como país signatario de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), se está posicionando como principal socio comercial para los países ávidos de productos tropicales.
“Uganda tiene un enorme potencial de comercialización de plantas y productos vegetales debido a su posición en la línea ecuatorial, abundantes recursos, diversos productos de cultivo, creciente infraestructura comercial, agricultura orgánica y oportunidades de inversión en agricultura comercial, adición de valor y agroprocesamiento”, afirma Musimenta Herbert, inspector agrícola principal del Ministerio de Agricultura, Industria Animal y Pesca de Uganda.
Para seguir mejorando su potencial exportador y su capacidad de verificación de las importaciones, Uganda está desarrollando nuevas estrategias y asociaciones. En 2024, por ejemplo, el país emprendió una evaluación de la capacidad fitosanitaria (ECF). Guiadas por las normas elaboradas por la Secretaría de la CIPF, las autoridades locales trabajaron para mejorar sus competencias en materia de diagnóstico de plagas, vigilancia, erradicación y certificación de exportaciones. Para facilitar el proceso, las partes interesadas participaron en sesiones de inmersión profunda en las que analizaron las áreas que requerían mejoras en su sistema de cuarentena.
La ECF de Uganda se llevó a cabo en el marco de un amplio proyecto de 7 millones de USD financiado por la Unión Europea (UE), cuyo objetivo era reforzar tanto la seguridad alimentaria como los sistemas de importación y exportación de plantas de 11 países de la región del Mercado Común para África Oriental y Meridional (COMESA). El proyecto se concibió para ayudar a los países a detectar lagunas, aplicar mejoras y, en última instancia, apoyar un comercio internacional seguro.
“Las plagas de las plantas representan un reto importante para la productividad agrícola, la seguridad alimentaria, la sostenibilidad medioambiental y la eficacia comercial en la región del COMESA”, afirma una evaluación de la CIPF sobre las ECF en África. “Estas plagas causan pérdidas anuales en las cosechas que oscilan entre el 30% y el 60%, lo que supone un impacto económico estimado de aproximadamente 65 500 millones de USD. Abordar estos riesgos es fundamental para garantizar la estabilidad económica, proteger los medios de subsistencia y reforzar la seguridad alimentaria, especialmente en las naciones más vulnerables de la región”.
Al igual que Uganda, la mayoría de los países que participaron en la ECF dieron prioridad a los módulos de evaluación relacionados con las actividades operativas básicas, como el diagnóstico, la vigilancia y el análisis de riesgos, lo que refleja el deseo de reforzar su capacidad técnica en estas áreas. Sin embargo, los módulos sobre gobernanza, como la participación de las partes interesadas y los factores medioambientales que afectan a las operaciones, fueron de los menos seleccionados por los países participantes, lo que pone de manifiesto una laguna en la planificación estratégica a largo plazo y la coordinación de políticas.
Para completar la ECF ugandesa, un facilitador certificado de ECF orientó a los funcionarios locales a través de las sesiones de inmersión profunda. Además de hacer presentaciones sobre las normas de la CIPF, el facilitador ayudó a realizar largas entrevistas con funcionarios de cuarentena y otros funcionarios públicos. Se preparó un análisis de la situación y se realizaron entrevistas con representantes de las industrias exportadoras.
En un importante paso adelante, Uganda ha conseguido ahora 8 millones de EUR de la UE para poner en práctica las lecciones aprendidas del proceso de la ECF. El Ministerio de Finanzas ugandés también se comprometió a aportar otros 5,5 millones de USD a este esfuerzo, reconociendo la importancia de apoyar al ministerio responsable de la sanidad vegetal. El país planea ahora mejorar sus competencias en materia de inspecciones, diagnóstico y vigilancia. También tiene intención de mejorar la capacitación del personal, tanto del sector público como del privado, y desarrollar la comunicación con las partes interesadas. Las infraestructuras logísticas ocuparán también un lugar destacado y se centrarán en las cadenas de frío, los almacenes y los laboratorios de análisis.
“Tienen magníficos productos que vender”, afirma Shaza Omar, especialista fitosanitario de la Secretaría de la CIPF. "El proceso de la ECF ayudó a Uganda a reconocer sus puntos fuertes y cómo utilizarlos. Esperemos que este proceso mejore el comercio y que el país reconozca el potencial de su economía agrícola”.
Partes interesadas implicadas en la mejora del compromiso fitosanitario
Omar afirma que las partes interesadas cooperaron bien durante la ECF ugandesa, ya que la mayoría de la gente había completado los cursos de aprendizaje electrónico de la CIPF antes de que comenzara el proceso. “Todos estábamos al mismo nivel y la gente utilizaba el mismo lenguaje, lo cual es muy importante”. Las partes interesadas del sector fitosanitario, incluido el personal gubernamental y los representantes del sector privado, pueden acceder a los cursos pertinentes en el nuevo Campus Fitosanitario de la CIPF. El Campus es un esfuerzo conjunto de la CIPF y la Academia de Aprendizaje de la FAO, y proporciona materiales de formación de alta calidad diseñados para mejorar las competencias del personal que trabaja para las organizaciones nacionales de protección fitosanitaria. El último curso de aprendizaje electrónico se titula “Colaboración con las partes interesadas para promover la sanidad vegetal”.