La bioseguridad es un requisito decisivo para cumplir los objetivos establecidos en el Marco Estratégico de la FAO al promover, elaborar y reforzar políticas y marcos reglamentarios para los alimentos, la agricultura, la pesca y la silvicultura. La bioseguridad es importante para la inocuidad de los alimentos, la conservación del medio ambiente (incluida la biodiversidad) y la sostenibilidad de la agricultura. La bioseguridad abarca todos los marcos normativos y reglamentarios (comprendidos los instrumentos y actividades) para la gestión de riesgos asociados a los alimentos y la agricultura (incluso los riesgos ambientales pertinentes; así como para la pesca y la silvicultura, y abarca tres sectores (a saber: inocuidad de los alimentos, vida y sanidad vegetal, y vida y sanidad de los animales). Estos sectores comprenden la producción de alimentos en relación con la inocuidad de los alimentos, la introducción de plagas de las plantas, plagas y enfermedades de los animales y zoonosis, la introducción y liberación de organismos genéticamente modificados (OGM) y sus productos, y la introducción y gestión segura de especies invasivas y genotipos exóticos.
La bioseguridad cobra cada vez más interés a consecuencia de importantes acontecimientos internacionales, entre ellos la globalización de la economía mundial, el acelerado incremento de las comunicaciones, el transporte y el comercio, el avance tecnológico y del interés mayor de hoy en la biodiversidad y las cuestiones ambientales. Los miembros necesitan marcos y normas internacionales eficaces, efectivos, mejorados y al día, en apoyo a sus actividades nacionales. Además necesitan marcos nacionales para reglamentar la bioseguridad, así como para su gestión y control en relación con los alimentos y la agricultura, comprendidas la silvicultura y la pesca, de ejecución práctica, mayor eficacia en función de los costos y que promueva la congruencia entre los distintos sectores.
Entre los acontecimientos recientes en el ámbito de la bioseguridad con relación a los alimentos y la agricultura cabe señalar la tendencia a la integración y la cooperación entre los diversos sectores. Esta tendencia se demuestra, internacionalmente, en el Acuerdo de la OMC sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias (Acuerdo MSF; y en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y su Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad. También se ocupa de este tema el Codex Alimentarius de la FAO y la OMS, la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) y el Código de conducta para la pesca responsable, de la FAO. La CIPF hace una contribución decisiva a la bioseguridad al reducir el riesgo de introducción de plagas de las plantas que puedan afectar a la agricultura y el medio ambiente.