Seguridad alimentaria

Una variedad de plagas de las plantas plantea una mayor amenaza para la seguridad alimentaria que nunca, debido a los cambios en el comercio mundial que permiten a las plagas avanzar cada vez más rápidamente que antes, y al cambio climático que crea condiciones favorables donde antes no las había. Para algunas plagas, hay opciones de gestión para controlar las invasiones, posiblemente incluso para erradicar la plaga. Para muchas otras, no hay forma de detener la invasión que puede repercutir negativamente en la seguridad alimentaria En ambos casos, un cuidadoso análisis del riesgo de plagas y vigilancia para reducir al mínimo la posibilidad de una invasión de plagas será más eficaz y mucho menos costoso que llevar a cabo una operación de control.

Las nuevas plagas y enfermedades pueden tener un efecto devastador en la producción agrícola del país. Históricamente, una plaga de las plantas llamada tizón tardío (Phytophthora infestans), nativo de América Central, fue la causa inmediata de la gran hambruna irlandesa de 1845, que mató a más de un millón de personas. Hoy, una nueva o nuevas cepas de plagas de las plantas amenazan a otros cultivos básicos en todo el mundo, tales como el banano en África, el trigo en Asia, los cocos en el Caribe y África, y el maíz en todo el mundo.

Para proteger la seguridad alimentaria nacional, la CIPF proporciona a los países un marco internacional en el que el desplazamiento mundial de las plagas de las plantas se puede gestionar nacional y científicamente dentro de su nivel aceptable de riesgo fitosanitario. Un objetivo importante es garantizar la seguridad alimentaria nacional, reduciendo al mínimo el impacto de las plagas en las plantas. Sin embargo, para alcanzar este objetivo, es esencial que los países apliquen adecuadamente la CIPF, y las correspondientes normas internacionales (NIMF, reconocidas por la Organización Mundial de Comercio), con el apoyo necesario y la asistencia técnica de la comunidad de la CIPF.

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