Posted on Mié, 26 Jul 2023, 17:19
© FAO/Oliver Bunic
Por Osama El-Lissy, Secretario de la CIPF
El último informe sobre seguridad alimentaria y nutrición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura es preocupante. En 2022, nada menos que 783 millones de personas en todo el mundo pasaban hambre. El hambre en el mundo pasó del 7,9% en 2019, antes de la pandemia, al 9,2% en 2022. Alrededor de 122 millones de personas más experimentaron hambre y desnutrición que el año anterior. Obviamente, esto está lejos de alcanzar el objetivo global de un mundo con hambre cero.
Con estas cifras en mente, debemos cambiar las cosas y hacerlo rápidamente. Junto con otros muchos factores que afectan a la seguridad alimentaria mundial, la sanidad vegetal sigue siendo un componente vital. Cuando las plagas destruyen el 40% de los cultivos del mundo, no sólo se retrasa el suministro de alimentos, sino que también repercute en el comercio, la economía y los medios de subsistencia de las poblaciones más vulnerables. Por ejemplo, la presencia de Fusarium Raza 4 Tropical, una bacteria que se propaga rápidamente y diezma las plantaciones de plátanos, afecta a pequeños y grandes agricultores, cultivadores, comerciantes y consumidores, repercutiendo en toda la cadena de suministro de un producto único pero ampliamente comercializado.
Para prevenir la entrada y propagación de plagas vegetales y salvaguardar los cultivos agrícolas, es fundamental que las organizaciones nacionales de protección fitosanitaria (ONPF) dispongan de normas, herramientas y recursos fitosanitarios para su aplicación.
Las Normas Internacionales para Medidas Fitosanitarias (NIMF) están diseñadas precisamente para eso. Desde normas sobre la realización de análisis de riesgo de plagas, vigilancia, notificación, seguimiento y respuesta, hasta el uso de embalajes de madera en el transporte de mercancías, tratamientos fitosanitarios y protocolos de diagnóstico, las NIMF se han establecido para proteger la seguridad alimentaria mundial. Estas normas también ayudan a proteger la biodiversidad y el medio ambiente, que son esenciales para que crezcan cultivos sanos. Además, las NIMF ayudan a prevenir la circulación de plagas a través de los contenedores de transporte, que podrían transportar plagas nocivas a través de las fronteras internacionales e introducirlas en las tierras agrícolas.
Las herramientas innovadoras son importantes para proteger la salud de las plantas. La CIPF es un método de probada eficacia para intercambiar certificados fitosanitarios digitales entre países importadores y exportadores, lo que hace que el comercio sea más seguro frente a la entrada de plagas vegetales. La Evaluación de la capacidad fitosanitaria (ECF) es otra herramienta que ayuda a las ONPF a evaluar sus sistemas fitosanitarios nacionales y la capacidad de su personal para prevenir y gestionar las incursiones de plagas. En Nicaragua, la ECF ayudó al gobierno a revisar leyes fitosanitarias obsoletas que son fundamentales para aplicar las normas fitosanitarias. La CIPF publica una amplia gama de guías y materiales de formación, así como curso de aprendizaje en línea para mejorar la capacidad de las ONPF de comprender y aplicar mejor las normas y disposiciones de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria.
Pero tenemos que hacer más. Necesitamos que los gobiernos y los donantes inviertan en programas, investigación, desarrollo de capacidades y en allanar el camino profesional a la próxima generación de guardianes de la sanidad vegetal. Una legislación fitosanitaria nueva y actualizada será también una base sólida para aplicar las NIMF y la Convención.
Necesitamos la experiencia de científicos, investigadores y agentes de la industria para crear conocimientos, aprovechar la tecnología y desarrollar herramientas innovadoras para prevenir y contrarrestar más eficazmente los daños de las plagas de las plantas. Necesitamos que los agricultores vean el valor y adopten la gestión integrada de plagas, reduciendo la dependencia de plaguicidas que podrían dañar la salud humana y el medio ambiente.
Necesitamos que los medios de comunicación difundan mensajes e influyan en el público sobre cómo ven y actúan para proteger la salud de las plantas a nivel individual, por ejemplo, siendo conscientes de no traer plantas y productos vegetales cuando viajan o comprarlos en línea sin un certificado fitosanitario.
Creo que podemos hacerlo mejor para invertir la tendencia del hambre y la inseguridad alimentaria en el mundo. Tenemos los mecanismos para hacerlo y el compromiso de cumplir nuestra misión de proteger las plantas del mundo. Junto con la comunidad de la CIPF, espero que se unan a nosotros en este noble empeño y trabajemos colectivamente por un mundo con hambre cero.